Sombrero de Dash

{#} Personalidad:
Dash es un joven de carácter desenfadado y pasota. No piensa la mayor parte de las cosas que hace o dice, actúa y se pasa el día fumándola o perdiendo el tiempo; hace lo que le da la gana cuando y como le da la gana. Odia las responsabilidades, teniendo una enorme falta de seriedad y tomándose la mayor parte de las cosas con un pasotismo sobrenatural. Es vago y olvidadizo. Bradley es un buen tipo, leal, que cuida de los suyos y les protege, siempre pendiente de que se encuentren bien; también siendo una persona tierna y cariñosa con los que aprecia, poseyendo una gran sensibilidad. Es empático a pesar de su pasotismo y se deja llevar siempre por su corazón, sentimientos e impulsos y básicamente nunca por su cabeza y raciocinio…

{#} ¿En que casa no te gustaría estar?¿Por que?:
Sinceramente me da igual una casa que otra, no le doy importancia a esas cosas, pues no me voy a sentir ni mejor ni peor por conjuntar azul y blanco o amarillo y negro, por ejemplo... Aunque si tengo obligatoriamente que elegir... y a pesar de odiar los prejuicios... diré Slytherin... ¿por qué? Pues (y digo que no me gusta prejudgar) lo evidente es evidente... y que ahí se juntan tela de gente retrograda y separatista es innegable. No todos lo son, pero si muchos de ellos. Por lo tanto... Sí, Slytherin.

{#} Una pequeña prueba de rol del día de tu selección:
Había pasado todo el viaje a Hogwarts sobándola y por más que lo había intentado, mojándome la cara varias veces, el sueño parecía que no quería abandonarme, por lo que ahí me encontraba, en una larga mesa del Gran Comedor junto a los demás alumnos nuevos, apoyando el codo en la mesa y mi barbilla en la mano mientras mis ojos permanecían cerrados y mi respiración se ralentizaba al volver a dormirme. Para cuando me llamaron para mi selección estaba completamente en otro planeta, soñando con tonterías varias que un crío de mi edad podía soñar. Me dieron un codazo y mi barbilla resbaló haciendo que la misma chocase con la mesa, joder, que simpático el niño. Sin decir nada debido a mi estado somnoliento, me levanté con el mismo interés que podía tener en comer caramelos de sabor a bómito de troll, pues ya estaba cansado de esperar durante tanto tiempo a esa pesada ceremonia, y me encaminé hacia aquel taburete en el que me dirían mi futura casa... uuuhhhh que emoción...