¿Una tarde común? #Rowle

¿Una tarde común?

fecha | 17:oo pm | Biblioteca | Ocupado

¿Nunca sintieron que le faltan como mínimo un día entero para dormir y así recuperar energías? Pues de esa forma se siente la pelirroja, no entiende en qué momento sucedió que las ocho horas diarias de descanso se convirtieron mágicamente en tres o incluso en menos, lamentablemente el problema no es dormir porque si lo fuera ya hubiera encontrado una solución entre todos los libros que posee en la sala común o por lo menos sabría que hay una respuesta a sus síntomas pero duerme tranquila como si fuera un bebe, a penas su cabeza roza la almohada, queda en los brazos de Morfeo pero su cuerpo se niega a recibir las energías para comenzar al día siguiente, lleno de movimiento. Parece un zombie con cada paso que da, lo peor de todo es que ni siquiera entro en época de exámenes pero si sigue así, cuando llegue la parte movida del año, terminara tirada en el suelo sin poder mover ningún musculo aunque si logra poder articular una palabra correcta y no morir en el intento, será gracias a Merlín. Estúpido cuerpo. No puede darse el lujo de quedarse acostada en su cama todo el día, debe seguir con la rutina, cumplir con las obligaciones que tiene, no puede dejarlo de lado todo para volver a la habitación pero a esta altura, no tiene ganas de caminar hasta la sala común, claro, si es que puede hacerlo pero ahora que lo piensa mejor, no tiene ni la menor idea de cómo llegara a biblioteca.

Parece como si le estuvieran arrancando pedazo por pedazo sus piernas pero por fuera no lo parece ya que su rostro no refleja ninguna emoción pero por dentro quiere gritar, quejarse hasta que su hermano la encuentre para alzarla y llevarla a todos lados de esa forma. Lástima que no lo ve desde hace dos días podría buscarlo pero le esperaría un interrogatorio de porque se encuentra de esta manera incluso podría terminar en la enfermería y si, es muy exagerado su hermano cuando se trata sobre la salud de ella. Sigue caminando tranquilamente por los pasillos, observa los rostros de los estudiantes que pasan a su lado, una pequeña risa se le escapa al ver la fachada con los que algunos andan, niega con su cabeza para luego con su mano sacar de uno de los libros, un espejo que su madre le regalo hace unos años atrás, el cual siempre lo lleva a todos lados. Lo alza un poco hasta verse reflejada, mira detenidamente su rostro buscando alguna imperfección o rastro que la pueda delatar de la situación que está atravesando pero al no encontrar nada, sonríe ampliamente porque lo primero ante todo es la apariencia, es y será así siempre. Lo guarda de vuelta en el libro, con la misma mano se acomoda para un costado su cabello pelirrojo, agarra mejor los libros mientras se da cuenta que está en la puerta de la biblioteca. ¿En qué momento cruzo todo el pasillo? Debe haber sucedido cuando se puso a mirar a los demás que caminaban a su lado.

—Buenas tardes.—Saluda con educación al entrar al lugar pero manteniendo un tono de voz bajo porque usualmente en estos momentos de las tardes, se encuentra un poco odiosa la bibliotecaria. Señala con su cabeza a un pasillo en especial, en donde se encontrara acomodando los libros que le habían pedido, la mujer sonríe en forma de agradecimiento y asiente con la cabeza para continuar con lo que hacía antes de que la pelirroja llegara. Comienza de vuelta a caminar, se va hacia unos de los últimos pasillos para que nadie la pueda molestar con preguntas absurdas sobre donde esta cierto libro, no le molesta ayudar pero los niños de primer año son muy estresantes, descontando que la paciencia no es su fuerte. La ultima vez casi le tira un libro a un pequeño que vino fácilmente como cinco veces a preguntarle a donde estaban varios libros ¿Acaso esperaba que se lo diera en la mano? Esta equivocado, suficiente con especificarle en que estante estaba pero al parecer el niño quería eso, cosa que jamás obtuvo y sino fuera por Rowle, la chica que siempre la acompaña, ese Hufflepuff hubiera terminado con libro en la cabeza. Ahora que la nombra a  la Slytherin ¿Dónde estará? Es raro no verla, quizás este en algún rincón de la biblioteca o no ha llegado todavía. —Manos a la obra—Se dice así misma mientras deja sus libros en un rincón para comenzar acomodar.

¿Una tarde común?

17:00 hs| biblioteca | Lyra y Elvendrock

Un día mas dentro de Hogwarts, luego de haber superado cinco años en el colegio de magia y hechicería, Elvendrock contaba con una rutina que se dedicaba a seguir para no desperdiciar ni un solo minuto de su vida. El comienzo de las clases podía ser algo difícil, en especial para los estudiantes de primer curso quienes intentan no perderse en el enorme castillo mientras buscan las aulas de clase. En una época como aquella era mas que normal encontrar los pasillos repletos de estudiantes, el alboroto habitaba en cada rincón e incluso es probable que te choques con un pequeño mientras caminas. La morena había aprendido a tener paciencia con los estudiantes recién llegados, de todos modos intentaba evitar los pasillos en los horarios mas transitados para estar mas tranquila. Aquella tarde, por culpa de la enfermera quien le pidió ayuda para clasificar las medicinas, se atrasó en su rutina y cuando llegó a los pasillos estos ya se encontraban atestados de estudiantes de todos los cursos y casas. Comenzó a abrirse camino entre la muchedumbre, necesitaba llegar a la biblioteca como todas las tardes para ayudar a la bibliotecaria con los libros y una mínima distracción la haría llegar tarde.

Ya había atravesado mas de la mitad del trayecto cuando un estudiante la choco por detrás. Inmediatamente se dio vuelta para ver de quien se trataba y comprendió que era uno de los niños de primer curso. Podría haber seguido su camino ignorando al chico que se encontraba en el suelo, pero al ver que era un miembro de su casa no pudo evitar sentir algo de pena. Con una amable sonrisa dibujada en su rostro le tendió su mano para ayudarlo a levantarse. El pequeño le agradeció sinceramente, según su relato estaba buscando la biblioteca pero se perdió en el camino y comenzó a dar vueltas sin prestar mucha atención a su alrededor. Elvendrock se ofreció a mostrarle el camino, después de todo debía dirigirse al mismo sitio y no le molestaba tener algo de compañía. El resto del trayecto fue agradable, ambos charlaron sobre el castillo y las magnificas cosas que allí podían encontrarse, Elven le dio algunos consejos para el futuro, consejos que le hubiera encantado que alguien le diera a ella cuando se encontraba en su primer año.

Llegaron a la biblioteca unos minutos mas tarde, luego de agradecerle por segunda vez el chico fue en busca de sus amigos y ella pudo estar sola nuevamente. Se acercó a la bibliotecaria quien le señaló un pasillo como lo hacía todas las tardes. Sin pensarlo demasiado se dirigió al lugar de trabajo y no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver una cabellera rojiza a pocos metros de distancia. Se acercó a la estudiante de ravenclaw sin hacer demasiado ruido, sabía que a  su acompañante no le agradaba demasiado el alboroto y una vez que estuvo lo suficientemente cerca la saludó -buenas tardes- no importa cuan cercana se había hecho de aquella chica, siempre la saludaba con cortesía, era una especie de norma entre las dos a pesar que nunca hubieran hablado sobre el asunto - siento el retraso, me encontré uno de los de primer año en el camino-  le explicó. Mientras esperaba una respuesta por parte de Lyra tomó uno de los libros y comenzó a ordenar.

¿Una tarde común?

fecha | 17:oo pm | Biblioteca | Ocupado

Su mirada se pierde ante los libros que están ubicados en un costado, formando una enorme torre, demasiada alta para su gusto, si llega aparecer algún chiquillo travieso sacando uno de golpe o pasan corriendo justamente al lado, todo se va a derrumbar logrando un gran desastre, el cual no se va a poner a limpiar, por supuesto que no. Toma un libro para colocarlo en la estantería que esta más vacía, cerca de su altura porque no quiere subirse a una silla para guardar los demás que están en lomas alto, lamentablemente estando sola corre el riesgo de caerse y quedara peor de lo que esta, cuando llegue su compañera de estudio, podrá subirse tranquila porque confía plenamente en que la pelinegra velara por su seguridad unos minutos. Sigue acomodando los libros concentrada, comienza a tararear una melodía movida, por momentos mueve su cabeza al ritmo de la música pero esta se ve interrumpida abruptamente cuando un sonido fuerte llega a sus oídos, gira asustada rápida ya que estaba con la guardia baja pero al encontrarse con todos los libros desparramados por el suelo, siente como si le fuera a dar un ataque al corazón. Maldición, gruñe en su mente para no decirlo en voz alta, lo último que le falta es que la bibliotecaria se levante del asiento (cosa que nunca sucede pero puede ser que esta vez sí) y la escuche maldiciendo, arruinaría por completo su reputación y la de los demás águilas. Se convertiría en la mancha negra de los Ravenclaw´s, la oveja negra y eso no puede suceder.

Sin producir ningún sonido de molestia con respecto lo que sucedió, se agacha para acomodarlos en un rincón pero una risa llega a sus oídos, gira lentamente su rostro en dirección de donde proviene la risa, observa como unos niños de primer año de Gryffindor se le están riendo en la cara, confesando que fueron los causantes de esto. Respira profundamente para no ir y ahorcarlos con sus propias manos aunque eso no le impide que les dirija una mirada furiosa, estos al verlo se alejan lentamente de la pelirroja, desapareciendo por completo de su vista, causándole que sonría ampliamente. Un problema menos. Apila rápido todo para que no siga desparramado por el suelo, se levanta, se sacude y alisa su uniforme para eliminar alguna arruga inexistente, fija su mirada en la estantería, al leer algunos títulos, se da cuenta que no solo están mal acomodados sino que mal ubicados, literalmente entierra su cabeza en la parte del medio para fijarse cuáles son los que no pertenecen a este sector. La voz de su compañera, hace que se golpee accidentalmente la cabeza. —Auch— Se queja mientras sale del pequeño entierro— Buenas tardes Elven. —La saluda con una sonrisa, le da un beso en la mejilla para completar bien el saludo. Arruga su nariz levemente con la explicación que da la Slytherin porque no puede evitar acordarse de esos leones.—Ni los menciones a los de primer año sino fuera porque estaban lejos, la casa de Gryffindor se hubiera quedado sin dos estudiantes menos. —Le dice sin ocultar su molestia.—Y lo importante es que ya estás aquí, querida. —Agrega sonriente.

Ahora que esta Elven, se siente más segura y obviamente no seguirá aburriéndose como lo estaba haciendo hasta que llegara la pelinegra. Descontando que si alguien intenta pasarse de la raya, Elven se encargara de eso, dejando su conciencia en paz porque no va a querer matar a ningún niño o niña, de una manera extraña ambas se complementan, nunca tuvieron que ponerse a charlar de cómo se deben llevar o que cosa le gusta o no a la otra, todo se dio de manera natural, silenciosa. Como la manera en que se saludaron, fueron educadas y formal como si se tratara de dos adultas o desconocidas aunque en realidad no es así, son amigas no súper intimas pero si hay una relación establecida, códigos que en silencio se cumplen. —¿Cómo ha estado tu día? ¿Algo emocionante ocurrió?—Le pregunta tranquila, sin dejar de lado su trabajo.

¿Una tarde común?

17:00 hs| biblioteca | Lyra y Elvendrock

Se suponía que la biblioteca era un lugar para poder leer en paz, sin preocuparse por las distracciones que uno suele encontrar en el resto de los rincones del castillo y esa la razón por la cual Elvendrock disfrutaba pasando tiempo allí. La mayor parte del tiempo aquella regla se cumplía, en particular porque ningún estudiante deseaba enfrentarse a la bibliotecaria cuando la invadía el mal humor, pero en ciertos momentos algún estudiante se encargaba de romper la perfecta armonía de aquella sala. Aparentemente aquella tarde la excepción de la regla se hizo presente y un grupo de estudiantes revoltosos decidió hacer de las suyas. No era necesario ser adivino para comprender que la gran cantidad de libros que se hallaban en el suelo junto a la estudiante de ravenclaw era obra de los pequeños vándalos. En todo caso Lyra no parecía muy contenta con la situación y Elvendrock sabía que iba a tener que ayudarla, siempre que los revoltosos hacían de las suyas en la biblioteca ambas se veían obligadas a trabajar juntas para aminorar los daños.

Cuando Lyra mencionó a los estudiantes de primer año una mueca de desagrado apareció en su rostro. Comenzaba a pensar que aquel era el día en que los recién llegados se pusieron de acuerdo para arruinar la tranquilidad del castillo y no quería siquiera imaginarse como serían cuando pasaran de curso -Alguien debería enseñarles a respetar a los mayores-se quejó pensando en la falta de cortesía que muchos estudiantes demostraban. No recordaba haber sido tan irrespetuosa durante sus primeros años de estudio, aunque podía nombrar a varios estudiantes de su mismo curso que dejaban mucho que desear, entre ellos James Potter y su pandilla  -solo espero que se tranquilicen al avanzar el año, no pienso ordenar los libros que tiran durante todo el curso- al decir esto se acercó recoger los libros del suelo para ayudar a ordenarnos correctamente.

Durante el tiempo que había ayudado en la biblioteca descubrió que muchos estudiantes no le dan importancia al orden establecido y suelen colocar los libros en cualquier sitio. Ver tanto desorden le generaba molestia, en alguna parte de su interior comenzaba a pensar que era la única persona que se preocupaba por ese tipo de cosa pero todo cambió cuando conoció a Lyra. Tener a alguien que pudiera comprenderla en aquel aspecto era algo muy bueno, y gracias a eso logró hacerse mas cercana a la pelirroja  -yo no diría que algo interesante haya sucedido, pero al menos no me encontré con ninguna presencia indeseada, aparentemente la pandilla de Gryffindor estaba ocupada con otros asunto el día de hoy- ya había hablado anteriormente con Lyra sobre lo mucho que le molestaba la arrogancia de Potter y Black, obviamente el hecho de que molestaran a Severus hacia su odio hacia los leones aun mayor, pero incluso antes de eso ya los consideraba desagradables - ¿que hay de ti? espero que no todo tu día haya sido arruinado por los estudiantes de primer año- comentó como una broma mientras intentaba subir a una silla para guardar los libros en los estantes mas altos.